Lo que pasó con Eduardo Salvio este jueves por la madrugada, cuando el delantero de 32 años fue acusado y denunciado por violencia de género por su ex pareja luego de que, según las imágenes que trascendieron, la arrastrara con su auto, nada tiene que ver con Boca. De hecho, el Xeneize, que sacó un comunicado por este tema, tiene un protocolo para estos casos y que no se activa hasta que la damnificada reporte el hecho en el club.
Sin embargo, a la larga, una cosa terminará influyendo en la otra: el altercado de Toto con Magalí Aravena sin dudas será el desencadenante que lleve a que el extremo se vaya de Boca.
Y si es un desencadenante es porque atrás de todo esto, antes de que ocurriera el incidente de este jueves, hay un trasfondo que tiene que ver con que a Salvio se le vence su contrato en Boca en julio de este año, con que el Consejo de Fútbol de Juan Román Riquelme, hasta el momento, nunca le ofreció una renovación y con la operación desgaste, que ya estaba en marcha, con el 10 del equipo de Sebastián Battaglia.
«Si antes de esto ya estaba 90 por ciento afuera del club, imaginate ahora…», le cuentan a Olé desde una de las partes involucradas. ¿Y a qué se refieren? A que por más que del lado del Consejo digan una y otra vez públicamente que quieren contar con Salvio, la realidad puertas adentro es otra: de existir una renovación sería por un monto muchísimo más bajo que el actual (Toto tiene uno de los contratos más altos del plantel), algo que saben que el futbolista no aceptaría.