Estaba con la “cabeza volada”, Andrés Herrera, según consignó Pedro Troglio al describir el semblante del lateral derecho de 23 años que ahora deberá aterrizar en Ezeiza. Porque hubo acuerdo de transferencia: River abrochó su séptimo refuerzo luego de que San Lorenzo bajara levemente sus pretensiones económicas y aceptara vender el 70% del pase del correntino en 2,5 millones de dólares más impuestos.
De este modo, Herrera cumplió el deseo de emigrar que ya les había trasladado tanto a los dirigentes del club de Boedo como así también a Troglio, quien en estas horas se encuentra inquieto por las vacilaciones que se produjeron en torno a la continuidad del Yacaré, como así también por el debilitamiento de la zona defensiva que sufrirá a partir de este éxodo.
Según pudo averiguar Olé, a partir de ahora resta que se pulan los últimos detalles del nuevo contrato del jugador, el cual se extendería por dos o tres años y el cual firmará una vez que realice la revisión médica correspondiente.