El cordobés jugó a contramano del equipo. Pero en el buen sentido: como le había sucedido en la derrota contra Godoy Cruz, JA9 fue el único que sostuvo a River en el que probablemente haya sido el partido con más errores no forzados de sus compañeros en lo que va de la temporada. El CARP se complicó solo constantemente, le dio -literal- pases gol a Newell’s durante todo el primer tiempo y buena parte del segundo, le costó tener la pelota y dar más de dos pases seguidos en ese tramo y si no le hicieron más goles fue porque su rival no estuvo fino para definir a la altura de un Scocco que, como no podía ser de otra manera, hizo un golazo y fue la bandera del conjunto de Gamboa.
River agrandó a un NOB que con el juego de este miércoles sacó apenas dos puntos sobre 18. Y Julián Álvarez lo volvió a achicar. Dejó chico al rival, pero más chiquita dejó a la pelota: el pibe de Calchín pasó de Araña a Spiderman, fue un superhéroe en el Parque y el jugador más claro de la cancha. Hizo todo, absolutamente todo, bien, con una técnica para definir en sus dos goles, para los controles (¿cómo hizo para desinflar con una pincelada el ladrillazo que le había tirado, buscando el arco, Angileri?), para asociarse con dos asistencias de lujo cuando no había claridad. Dos gritos, dos pases-gol: Julián es de otra categoría y cada vez queda más claro, así como cada vez será más difícil retenerlo.
No durará, lamentablemente, mucho más en un fútbol argentino que hace rato va a la baja y que hoy tiene a River a tiro de la punta gracias a un triunfazo. Una goleada en la que tuvo mucho que ver, también, el propio Gallardo: como con Independiente, los cambios de MG le dieron aire fresco al equipo con un muy buen Rollheiser, Simón que pide pista y Palavecino que se soltó respecto a sus últimas apariciones. Por lo demás, deberá mejorar mucho: ya con casi todos sus jugadores clase A, sufrió demasiado por los laterales, con un Angileri desconocido y un Vigo que todavía no está a la altura de River, con centrales que estuvieron descoordinados, un Enzo Pérez incómodo e impreciso, un Zuculini que pareció de más en la cancha y un Romero cruzado. De la Cruz fue de los pocos que le hicieron la segunda a Álvarez. Y Carrascal: metáfora de las dos caras del equipo, otra vez, construyó un golazo cuando ya empezaba a irritar y pedía el cambio por nivel.