El enorme Morumbí está en silencio y sólo se escuchan los gritos argentinos. Racing ya se hizo gigante en Brasil, le ganó a San Pablo y una fecha antes se clasificó a los octavos de final de la Copa Libertadores. Impensado hace sólo algunas semanas, cuando el equipo estaba casi eliminado de la Copa de la Liga Profesional y había debutado en el certamen continental con un pobrísimo empate ante Rentistas. Pero el equipo de Pizzi resucitó y hoy vive un presente de ensueño. No sólo pasó de fase, sino que con un empate los uruguayos en el Cilindro le alcanzará para terminar primero del Grupo E. Encima, lo que sale bien no son sólo los resultados.
La planificación de las últimas dos semanas salió tal como fue pensada. Al libreto, el cuerpo técnico de Juan Antonio no debe tocarle ni una coma. En Perú y Brasil cuidó a los titulares para tenerlos frescos en el torneo local, sacó los seis puntos y el domingo frente a Boca tendrá a todos los pesados bien descansados para ir en busca de la final.
Para ser sinceros, también lo ayudó el mismo calendario apretado que tiene San Pablo. En vísperas de la final del Paulista contra Palmeiras, Hernán Crespo también guardó titulares y el partido de líderes de grupo se convirtió en uno lleno de suplentes. En ese contexto, la Academia fue el más práctico. Lejos de brillar, supo aguantar cuando la cosa se puso fea y lo ganó gracias a un centro de Lovera y una peinada de Novillo. Antes y después del gol, San Pablo intentó pero tuvo pocas idas para generar peligro en el arco de Arias, que otra vez apareció en el momento justo. Con el partido 0-0, y tras un remate que se desvió, pudo poner las piernas para evitar que la pelota ingresara al arco. Después, en el único error que cometió, dejó corta una salida que terminó con un delantero local en posición adelantada. Y respiró aliviado cuando a Dani Alves le anularon un cabezazo de gol por estar un paso adelantado.