«Pensé que me iba a matar», declaró una ex pareja del fisicoculturista acusado de dejar cuadripléjica a Guayaré

19 mayo, 2021

Dos ex parejas del fisicoculturista Javier Orlando Batista (41) declararon, esta mañana, en la tercera audiencia del debate oral y público de la causa que lo tiene como acusado de lesionar y dejar cuadripléjica a Yenifer Guayaré (29), cuando eran novios.

Una de ellas, Paola Ramírez, fue lapidaria y admitió ante los jueces del Tribunal Pena Uno de Oberá -Francisco Aguirre, José Pablo Rivero y Miguel Orlando Moreira- haber sido golpeada por el acusado durante un periodo de convivencia y con lágrimas en los ojos dijo «pensé que me iba a matar» al recordar la última agresión, que selló el fin de la relación.

La mujer, que en todo momento evitó nombrar a Batista y al momento de referirse a él lo mencionaba como «sujeto» declaró que salieron entre 2010 y 2011, que el acusado «siempre fue celoso, controlador», y refirió que en ese contexto «el celular era un problema», punto que coincide con los dichos de Guayaré cuando declaró en la audiencia inicial.

Ramírez recordó que por razones laborales se fueron a vivir a la localidad de Wanda, y que la relación se rompió una noche de mayo de 2011 cuando un chico llegó a su casa para darle un currículum, pidiéndole a ella que sea intermediaria en la empresa donde trabajaba.

Contó que luego el acusado le recriminó y la acusó de tener una relación con esa persona.

«Llaveó la puerta y se llevó la llave. Empezó a gritar sacado, agarró mi celular, lo tiró y lo destruyó a pisotones. Después me agarró del cuello, gritando, y me tiró al piso. Me quedé en el piso, en shock, con pánico. Pensé que me iba a matar. Luego me agarró al brazo, me tiró en la cama y me amagó con un cinto de cuero, y me decía que le diga la verdad o me iba a matar a palos. Ni siquiera tenía el teléfono para pedir ayuda. Él se fue a otra habitación y yo aterrada le escribí una carta pidiéndole perdón y explicándole que yo no conocía a esa persona, que todo era un error. Estaba tan sometida por él que pretendía calmarlo», relató ante el Tribunal.

La mujer lamentó que «por miedo y por vergüenza» no hizo la denuncia y al otro día se fue a Gobernador Virasoro, donde vivían sus padres.