Las negociaciones entre Sergio Massa y las grandes cerealeras para que los exportadores liquiden la cosecha que retienen fracasaron luego de una nueva cumbre realizada este viernes.
El ministro de Economía venía planteando que las cerealeras compartan beneficios con los productores. Como anticipó LPO, en un nuevo intento para lograr que se liquide la cosecha retenida, Massa analiza reeditar el mecanismo Refinoplus con una versión que le permitiría a los productores aumentar un 30% el valor de la soja, llevando a cero las retenciones. Es un mecanismo, puede haber otro, pero lo que se busca es una «compensación» que funcione como una eliminación temporal de las retenciones.
El líder de Federación Agraria, Carlos Achetoni, reconoció que «el Gobierno propuso tocar retenciones, pero por un periodo de tiempo».
La Mesa de Enlace se metió en la discusión en parte por la torpeza de Ciara que estuvo cerca de cerrar un acuerdo que hubiera implicado una ganancia impresionante para las cerealeras y por pedir todavía mas, terminó detonando el enojo de Massa que este viernes después del mediodía dio por cerradas las conversaciones. Aunque no se descarta que sea una táctica para retomarlas desde una posición de fuerza.
Massa cenó este jueves con el presidente de Ciara, Gustavo Idígoras, y en el sector esperaban un acuerdo, que al final no se produjo.
Las transnacionales que manejan el comercio de granos pretenden que Massa les otorgue un «sólar soja» de 200 pesos. El ministro quiere Massa que parte de ese beneficio vaya a los productores y ahí está trabada la discusión.
Pero también se discute el monto de dólares que garantizarían las cerealeras. Massa pretende que liquiden 5.000 millones de dólares, como dijo que se habían comprometido cuando asumió el cargo. Ciara se mueve en torno a los 2.000 millones con la excusa que ya no hay más grano retenido. En Economía no les creen.
La discusión es la más importante que atraviesa la economía porque está vinculada a la devaluación «controlada» que Massa diseñó desde que aceptó el cargo, como reveló LPO. Su hoja de ruta es simple: reforzar las reservas para recién después instrumentar una devaluación controlada que cierre la brecha, la principal distorsión que atenaza la macroeconomía.
El ministro sabe que no le sobra el tiempo ante un mercado que lo mira con más entusiasmo que a los anteriores ministros, pero sigue muy de cerca la evolución de las reservas y la brecha.