La víctima es un joven de San Juan que colaboró con su drone en la identificación de los focos ígneos. Los ladrones violentaron un alambrado y provocaron destrozos. “En la Argentina no gasto ni un centavo más”, se descargó.
El joven, de 30 años, había viajado el martes pasado a Corrientes, donde prestó ayuda con su drone. “Tomaba imágenes y daba las coordenadas de donde estaban los focos de incendios. Allá hasta me hicieron un reconocimiento por mi ayuda”, contó.
Sin embargo, el último sábado, la vivienda donde vive en Pocito -en las afueras de la Ciudad de San Juan- fue violentada por cuatro delincuentes que llegaron en dos motos e hicieron un boquete en el alambrado perimetral. Todo quedó registrado en las cámaras de seguridad.
“Cuando uno llega lo que quiere es abrazar a su familia, comerse un asado, contar lo que vivió. Yo me encontré con mi vieja llorando y con Valentino (su hijo de 6 años) preguntándome por qué ahora la casa está fea”, relató Solera en diálogo con Diario de Cuyo.
El ataque ocurrió en una propiedad que Solera había refaccionado para ofrecerla en alquiler a turistas. Si bien los ladrones no lograron acceder al interior de la construcción, robaron la bomba de la pileta, cortaron los cables y se llevaron unas 10 lámparas que la víctima había instalado en un pasillo de acceso a la casa. Además, desenterraron cables del tendido eléctrico y arrancaron una tela que recubría el alambrado perimetral, entre otros daños.
“He perdido, tranquilamente, más de 150 lucas. A eso hay que sumarle que ahora me pierdo de alquilar hasta arreglar todo. Iba a venir una gente de Córdoba y les tuve que cancelar”, se lamentó.
Solera es conocido en San Juan por su espíritu aventurero y desarraigado. En las notas que dio cuando decidió viajar a Corrientes contó que también fue voluntario de incendios en Australia y que colaboró con las familias afectadas por el terremoto en San Juan, en enero del año pasado.
“En este último tiempo estuve en Dinamarca, República Checa e Irlanda haciendo voluntariados. Después me fui a Canadá y hace tres semanas me vine”, relató. Y siguió: “Como no conseguí pasaje, a Corrientes me fui a dedo. Llegué el martes de la semana pasada después de viajar como en 15 o 20 vehículos de todo tipo”.
Durante su misión en la provincia asolada por los incendios, el joven estuvo la mayoría del tiempo ofreciendo ayuda en el Parque Nacional Iberá, y también trabajó con un grupo de veterinarios rescatistas en la ciudad de Mercedes.
Sin embargo, su afán solidario se vio traicionado por la delincuencia. “Estuve trabajando en el exterior para invertir y establecerme acá, pero ahora me quiero ir a la mierda. Yo en la Argentina no gasto ni un centavo más”, concluyó.