La guerra del kirchnerismo contra la Justicia está declarada, pero esta semana sumó un nuevo capítulo. Este lunes, el titular de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, asumirá al frente del Consejo de la Magistratura, movimiento que el Gobierno busca evitar y que Cristina Fernández de Kirchner cuestiona duramente.
La movida de Sergio Massa y la Vicepresidenta es evitar designar a los dos representantes parlamentarios para que sin esos cargos cubiertos no pueda funcionar, al tiempo de redoblar los esfuerzos para que el organismo que selecciona y sanciona a los jueces vuelva a manos de un aliado K.
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La reforma de la Justicia y el enfrentamiento con el sistema judicial es uno de los puntos claves en los que Cristina Kirchner puso el eje al momento de sellar la alianza de Gobierno con el presidente Alberto Fernández y que, más allá de algunos fallos a favor y algunas liberaciones de exfuncionario, no logró que avanzara por el camino que esperaba.
Más allá de las objeciones al fallo de la Corte, el Consejo de la Magistratura es clave para mantener la influencia en la selección de los jueces. En parte, atendiendo las causas judiciales que enfrenta no solo la Vicepresidenta, sino también muchos de sus exfuncionarios y su familia.
Hoy el Consejo de la Magistratura cuenta con 13 miembros: tres diputados, tres senadores, tres representantes de los jueces, dos los abogados, un académico y un representante del Ejecutivo.
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Pero a partir de este lunes, debe volver a su vieja composición de 20 miembros y, tal como sucedió hasta 2006, la presidencia quedaría en manos del titular de la Corte Suprema, en este caso de Horacio Rosatti, según un fallo del propio máximo tribunal, al que cuestiona Cristina Kirchner.
“Mañana el presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, va a asumir como presidente del Consejo de la Magistratura (el órgano que designa y remueve jueces) gracias a un fallo dictado por él mismo y sin dejar su puesto en la Corte, que también ganó autoeligiéndose mesesatrás”, escribió en su cuenta de la red social Twitter.
Para cumplir con la nueva composición, los jueces y los abogados ya nombraron a sus representantes. Juntos por el Cambio obtuvo un representante más que el Frente de Todos. Y el Senado y Diputados deberían nombrar a los delegados de la segunda minoría: uno por el PRO y otro por la UCR.
Con esta nueva composición quedaría en jaque el poder del kirchnerismo en el organismo y, por eso, la estrategia es hacer que quede paralizado y no pueda funcionar sin los dos representantes parlamentarios. Cristina Kirchner cuenta con Massa como aliado para lograrlo.
Desde el entorno de la titular del Senado dijeron a TN que el Consejo de la Magistratura “no puede conformarse sin la representación completa de todos los órganos” y que “las designaciones de Diputados y el Senado no van a estar”.
En esta jugada a fondo, tras asumir la presidencia, Rosatti tiene previsto reunir al resto de los estamentos que integran el Consejo para analizar cómo avanzar. Incluso podría discutirse la posibilidad de continuar con algún tipo de “reglamento temporal” para funcionar hasta que sean designados los representantes del Congreso.
Si bien en Juntos por el Cambio saben que las designaciones de los dos representantes parlamentarios (un diputado de la UCR y un senador del PRO) se dan por decreto de los presidentes de las ambas cámaras, quieren forzar que -en medio de esta disputa- no se paralice el funcionamiento del organismo.
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Ya seleccionaron como los candidatos a Roxana Reyes y a Luis Juez, pero no pueden ir más allá y dependen de hasta cuándo resista la embestida del oficialismo o si, finalmente, la Corte Suprema encuentra el camino de forzar los nombramientos.