El fuego amigo golpea al Gobierno y complica su gestión

9 octubre, 2022

Con la llegada de Sergio Massa la convivencia en el Frente de Todos se fue calmando. Sin embargo, la paciencia parece agotarse rápido.

Hace tiempo que la política argentina no sigue un comportamiento lógico. Sobre todo si se trata de aquellos en función de gobierno o quienes tienen la posibilidad de volver al poder. Lo que ocurre por estos días con la administración de Alberto Fernández es el mejor ejemplo.

El llamado “fuego amigo”se instaló en el Frente de Todos al poco tiempo de haber llegado a la Casa Rosada.

Es nada menos que la vicepresidenta Cristina Kirchner la encargada de regular la intensidad de esos cuestionamientos al rumbo de gobierno.

Se hizo notorio con el embate contra el entonces ministro de Economía, Martín Guzmán. No pararon hasta que se fue del Ejecutivo, con un costo que todavía está pagando el país.

Con la llegada de Sergio Massa la convivencia interna en el FdT se fue calmando. No los une el amor sino el espanto o el miedo a que todo se salga de control y termine dañando cualquier posibilidad de victoria en las elecciones presidenciales del año próximo.

Sin embargo, la paciencia parece agotarse rápido. Si bien la orden de Cristina al kirchnerismo duro fue apoyar la gestión de Massa, también está claro que deben ir corrigiendo el rumbo si consideran que el líder del Frente Renovador está transitando por un camino inconveniente.

Cuando se conoció la inflación de septiembre, fue la propia Cristina la encargada de pedirle a Massa una mayor acción sobre los empresarios de la alimentación.

Después fue Máximo Kirchner quien puso de manifiesto su molestia por el dólar soja y volvió a arremeter contra el campo. Y luego, Andrés “Cuervo” Larroque, como ya es costumbre, es quien exterioriza el estado de ánimo de la Vice y su hijo. Le dijo a Massa que tiene que “ir a fondo” en la lucha contra la inflación y que es “imprescindible” controlar los precios.

Pero hay más, porque el kirchnerismo no cesa en su intención de llevarse puesto al ministro de Trabajo, Claudio Moroni. Larroque sostuvo que “hay un déficit de gestión” en la cartera laboral y le apuntó a lo hecho o no hecho en el prolongado conflicto del gremio del neumático, bajo control del Partido Obrero. Moroni resiste con el apoyo del Presidente, pero eso no le garantiza que si da un nuevo paso en falso, el respaldo durará lo que un suspiro.

Denunció violaciones a los derechos humanos en la detención de mujeres mapuches, durante el desalojo en Villa Mascardi, y señaló que lo hecho por la justicia, con la participación de fuerzas federales, “me resultan incompatibles con los valores que defiendo como proyecto político”. Alberto Fernández intentó convencerla para que no se vaya, pero su renuncia fue indeclinable.

El ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, había resaltado el trabajo de sus fuerzas de seguridad en ese desalojo y el propio Presidente le había manifestado su satisfacción por lo hecho en el sur.

“Se llevó adelante la orden judicial con todo el protocolo de seguridad y respeto a los Derechos Humanos”, había dicho la portavoz presidencial Gabriela Cerruti.

La lucha contra la violencia en Villa Mascardi y cualquier acto de terrorismo, es una decisión política del gobierno nacional. El kirchnerismo mira para otro lado pero, cada tanto, hace fuego amigo.

Fuente:  Edgardo Alfano