El Frente de Todos: una bolsa de gatos

19 octubre, 2021

La multiplicidad de enfrentamientos dentro de la coalición gobernante plantea interrogantes sobre su estabilidad después de las elecciones generales del 14 de noviembre

La sucesión de tres distintos actos públicos, organizados por diferentes sectores de la coalición gobernante, en coincidencia con los festejos por el día de la lealtad peronista, brindó apenas una pauta del grado de disgregación que sufre actualmente el oficialismo. Un movimiento político que tradicionalmente ha reivindicado la importancia de la conducción política se muestra hoy descoordinado y en medio de una creciente crisis de liderazgo. El Frente de Todos se ha convertido en una bolsa de gatos.

El interrogante que con cada vez mayor inquietud se escucha entre líderes de opinión es qué podrá esperarse después de las elecciones generales del 14 de noviembre si, en plena campaña electoral, los conflictos internos en la coalición kirchnerista se exponen con tanta crudeza.

No faltan quienes, apelando a una célebre frase del general Perón, tratan de dar a entender que los peronistas son como los gatos: cuando parece que se están peleando, en realidad se están reproduciendo.

Sin embargo, siguiendo con los ejemplos que nos ofrece la vida animal, otros podrán ver en las despiadadas luchas intestinas de la coalición oficialista un parangón con el caso de las arañas denominadas viudas negras. En esta especie, es común que las hembras se coman a los machos después del apareamiento; tras la muerte del macho, la viuda negra lo envuelve en su tela y lo mantiene así durante unos dos meses para luego ofrecérselo como alimento a sus crías.

Las últimas semanas han sido pródigas en conflictos internos en la fuerza gobernante. El caso más emblemático, que desnudó el pensamiento de no pocas figuras del cristinismo sobre el presidente Alberto Fernández fue la grabación de la diputada Fernanda Vallejos descalificando de todas las maneras posibles al primer mandatario y empleando una variedad de adjetivos, los más suaves de los cuales fueron “mequetrefe” y “okupa”.

Paralelamente, siguieron los viejos enfrentamientos entre La Cámpora, la agrupación fundada por Máximo Kirchner, y el Movimiento Evita, que lideran Fernando “Chino” Navarro y Emilio Pérsico. Y, más recientemente, las diferencias entre la CGT y los camporistas; la pelea entre el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, y el propio hijo de la vicepresidenta de la Nación, y la resonante guerra entre los comunicadores K Roberto Navarro y Diego Brancatelli, quien fue insultado públicamente por el conductor de El Destape Radio por haber cuestionado la fuerte presión impositiva sobre los empleadores y haberse quejado del costo de las cargas sociales de sus empleados. “Yo no quiero que sea fácil despedir. Pero tampoco quiero que cuando vos despidas a alguien te tengas que fundir porque te hacen juicio con cosas que son inexistentes”, había declarado Brancatelli. El problema es que la cuestión de la prohibición de despidos vigente, al igual que las negociaciones con el FMI, no solo dividen a los voceros mediáticos del kirchnerismo, sino que se extienden a las principales figuras de la deshilachada coalición gobernante.

Hasta la primera candidata a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires, Victoria Tolosa Paz, pareció dar una señal de las diferencias internas cuando días atrás, en el programa televisivo Verdad consecuencia, en TN, puesta a elegir entre develar detalles sobre una incómoda conversación que mantuvo con Cristina Kirchner y ponerse a bailar frente a las cámaras, escogió cumplir la prenda del juego y mover su esqueleto.

El proceso de fragmentación dentro del Frente de Todos también ha sido percibido por la oposición política. Se advirtió después de que el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, anticipara que, tras las elecciones generales, se convocaría al diálogo a las fuerzas opositoras.

“¿Qué diálogo se puede tener con un espacio roto y violento?”, se preguntó el titular de la UCR, Alfredo Cornejo. “Primero se tienen que poner de acuerdo Cristina, Alberto y el resto del Frente de Todos. Después, que convoquen al diálogo”, enfatizó el dirigente mendocino.

Del mismo modo, la presidenta del Pro, Patricia Bullrich, manifestó: “Pisotean las piedras en memoria de quienes ya no están, (Martín) Insaurralde insulta a Macri y el ministro estrella del Gobierno sigue con sus amenazas mafiosas. Mientras tanto, Massa ofrece diálogo. Ni con señales de humo se puede hablar con esta gente”.

Para disimular la bolsa de gatos en que se ha convertido el Frente de Todos, se precisa buscar un enemigo común que vuelva a unir a la coalición gobernante. Cristina Kirchner no tuvo una idea muy original: dijo que los argentinos se merecen mejores medios de comunicación, tras acusar al periodismo de poner nerviosa a la gente. Como de costumbre, se trata de matar al mensajero y echarle la culpa al otro.

Fuente: La Nacion