El campo encabezó ayer una multitudinaria movilización a Plaza de Mayo con reclamos al Gobierno de reducir la carga impositiva y el gasto público, pero también con mensajes directos al resto de la clase política. La movida reflejó un alto descontento con el rumbo del país, y la preocupación sobre la falta de políticas que solucionen los problemas de la gente, como la pobreza e indigencia. En medio de la crisis, el sector agropecuario realiza un enorme aporte de la mano de las divisas por exportación y el pago de los tributos.
Durante la movilización y especialmente en el documento que se leyó en el final de la misma, hubo un planteo de los productores sobre el destino del aporte de cada uno de los sectores de la sociedad. En lo relacionado al campo, estimaciones de la Bolsa de Cereales de Córdoba reflejaron que en los últimos 20 años el aporte que hizo el sector al Estado en concepto de retenciones superó los 100.000 millones de dólares. Y el sector agropecuario viene advirtiendo desde hace tiempo que ese dinero no retornó a pueblos y ciudades del interior en obras y medidas para mejorar la calidad de vida de la población.
Por tal motivo, en el documento el mensaje para el Gobierno fue concreto: “Anímense a pensar un país con menos impuestos. Gasten menos. Arréglense con lo que tienen o dedíquense a otra cosa”. Y además, la mención al resto de la clase política: “Son responsables también muchos de nuestros gobernadores y legisladores. Han resignado la autonomía federal por una indigna alianza de vasallaje feudal en la que aceptan el saqueo de las actividades productivas de sus comprovincianos a cambio de ser tratados como mendigos de lujo por el Poder Central y eventualmente ser nuevamente ungidos”.
El epicentro de la marcha fue en Plaza de Mayo, organizada por productores autoconvocados y rurales del interior del país. El reclamo del campo también se hizo sentir con fuerza en diferentes puntos del país como Tucumán, Córdoba, Rosario y hasta en la localidad santafesina de Avellaneda, donde hace dos años atrás se resistió el avance sobre la propiedad privada, con la intención del Gobierno de intervenir y expropiar la empresa Vicentin.
A todo esto la Mesa de Enlace no adhirió a la movilización, más allá que algunas entidades, como Sociedad Rural Argentina y Federación Agraria, otorgaron libertad de acción a sus afiliados. De hecho, ayer el presidente de la Rural, Nicolás Pino, visitó el lugar en Costanera Norte donde estaban estacionados los tractores que encabezaron la recorrida por las calles de Capital Federal hasta Plaza de Mayo. Seguramente el éxito de la movida de ayer, derivará en un replanteo de la dirigencia nacional y dentro de las entidades, ya que una vez más las denominadas bases de productores lograron una importante convocatoria para que se escuche fuerte el reclamo del campo. La anterior fue en julio pasado, en una reunión multisectorial en la ciudad bonaerense de San Nicolás.
Al término de la protesta en Plaza de Mayo, los productores que estaban al frente de la misma expresaron su satisfacción por el éxito alcanzado y el multitudinario apoyo de la gente, pero también señalaron que son conscientes que el camino a recorrer no será fácil, por el momento crítico del país en lo económico y social. Y agregaron que continuarán con su reclamo de un cambio en la política para el campo, y de un desarrollo para el país.
El campo también protestó por la intervención del Gobierno en los mercados de trigo y maíz y en la carne vacuna, la elevada inflación y el desdoblamiento cambiario. Son medidas que hoy perjudican a los ingresos de los productores. Y a todo esto, muchos productores hablaron de las oportunidades que pierde el país, cuando no hay un contexto de previsibilidad y de políticas que fomenten la inversión y la confianza. Todo esto en un mundo que siempre mira a la Argentina como proveedor confiable de alimentos.
Esta semana la Bolsa de Comercio de Rosario y la Bolsa de Cereales de Buenos Aires reflejaron en diferentes informes la consecuencia de lo narrado anteriormente: la próxima siembra de trigo alcanzaría las 6,5 millones de hectáreas, son 200 mil hectáreas menos en relación a la campaña anterior. Y en la zona núcleo, la principal zona productiva, el área podría registrar una baja del 25%. Los especialistas aseguran que el productor invertirá en menos tecnología, porque hay un Estado que no lo acompaña, sino todo lo contrario lo persigue con medidas contrarias a las que se necesita. Mientras continúa la invasión de Rusia a Ucrania, dos países con un fuerte posicionamiento en la producción y exportación del cereal, y surgen problemas de seguridad alimentaria, el camino a recorrer por el Gobierno es aplicar medidas que derivan en una menor siembra, producción, exportaciones e ingreso de divisas.
Renta inesperada
La marcha fue propuesta en las asambleas que se realizaron en el último tiempo, luego que el Gobierno decidió aumentar las retenciones a los subproductos de la soja y crear un fideicomiso para subsidiar el precio de la harina con destino a las panaderías, para hacer bajar el precio del pan. Y en las últimas semanas se profundizó el malestar, con la intención del ministro de Economía, Martín Guzmán, de implementar un mecanismo para capturar una “renta inesperada”, frente al aumento de los precios internacionales de los granos, por los efectos del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
Una iniciativa que provocó diferencias entre los integrantes del gabinete. Ayer, antes de la marcha del campo y durante su gira por Israel, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, advirtió que los productores argentinos no se beneficiaron por esos precios internacionales, ya que el aumento de los costos de los insumos, como los fertilizantes, provocaron un serio daño al negocio. Además, el titular de la cartera agropecuaria, sobre la protesta en Plaza de Mayo, señaló: “Si hay algún reclamo que tenga que ser atendido, lo vamos a escuchar”.