La imagen de Eliezer Golemba (29) saliendo de la Seccional Primera de Dos de Mayo, mientras todo el perímetro era custodiado por personal de diferentes fuerzas federales, sintetiza un reclamo que se prolongó por más de catorce años en busca de la verdad sobre la desaparición de Mario Fabián Golemba (27).
Hoy, Eliezer tiene apenas dos años más que Mario al momento en que fue visto por su familia por última vez, el 27 de marzo de 2008.
Entonces Eliezer era un adolescente que lloró junto a sus padres la ausencia del hermano mayor. Tanta angustia e impotencia acumuladas afloraron años después en busca de respuestas, ya siendo un hombre y con herramientas para reimpulsar con nuevo ímpetu la búsqueda de justicia.
El punto de inflexión se dio en junio del año pasado, cuando a instancias de la querella que representa a la familia Golemba la causa pasó al Juzgado Federal de Posadas, luego de trece años cajoneado en el Juzgado de Instrucción Uno de Oberá, donde el expediente por “desaparición de persona” avanzó poco y nada.
Como contrapartida, en pocos meses la Fiscalía Federal N° 2 de Posadas, a cargo de Silvina Gutiérrez, dio grandes pasos y el caso Golemba pasó a investigarse como “desaparición forzada de persona”.
En ese contexto, la jueza federal María Verónica Skanata ordenó ayer el allanamiento de la Comisaría de la Mujer de Dos de Mayo, dependencia que funciona en el mismo predio de la Seccional Primera.
El procedimiento surgió por el aporte de testigos de identidad reservada que se animaron a contar lo que saben, como ser que la misma noche que desapareció Golemba lo vieron esposado en la seccional y que sus restos habrían sido depositados en un pozo ciego del lugar.
Gran logística
En la víspera se realizaron tareas preliminares de sondeo y despeje en varios sectores, mientras que para hoy están previstas excavaciones más profundas en el exterior de la Comisaría de la Mujer.
Tampoco se descarta excavar en el interior, ya que testigos habrían mencionado que luego de la desaparición de Golemba se realizaron refacciones en la citada dependencia.
Las tareas de búsqueda de restos están a cargo de profesionales que disponen de equipamiento de alta tecnología que detecta elementos en profundidad de suelo.
Si bien las autoridades judiciales manejan en caso con hermetismo para no interferir en las pesquisas, un vocero precisó que entre los testimonios recepcionados por la Justicia Federal surgió el dato de que los restos de Mario Fabián Golemba podrían hallarse en el interior de un pozo ciego ubicado en el predio de la Policía.
También revisarán un pozo de agua fuera de servicio, al igual que otros sectores que ayer fueron marcados.
En el mismo predio también existe gran cantidad de vehículos en desuso y chatarra que requiere ser removida, lo que implicará un arduo trabajo.
De las tareas participa personal de Gendarmería Nacional Argentina (GNA), Prefectura Naval Argentina (PNA), Policía Federal Argentina (PFA) y del Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas (Sifebu), dependiente del Ministerio de Seguridad de la Nación.
También participan especialistas del Equipo Argentino de Antropología Forense. En tanto, se realizan labores de sondeo geofísico y excavación arqueológica en la búsqueda de restos humanos.
Además de la Comisaría de la Mujer de Dos de Mayo, también se prevé verificar otros cuatro puntos en diferentes sectores de la provincia.
En la pesquisa también colaboran la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) y la Dirección General de Acompañamiento, Orientación y Protección a las Víctimas (Dovic) del Ministerio Público Fiscal de la Nación.
Una comunidad expectante
El movimiento de la víspera despertó la atención de los vecinos de Dos de Mayo y durante toda la jornada hubo gente observando el procedimiento a cargo de las fuerzas federales en Avenida del Colono y calle Santa Fe.
“Ojalá que se destape todo, ya es hora de saber la verdad y que Mario descanse en paz. También la familia necesita respuestas después de tanto sufrimiento”, reflexionó Sergio, comerciante de la zona.
A pesar de los años transcurridos, todavía se percibe el temor de hablar en público sobre las circunstancias y sospechas que rodean al caso Golemba.
“Yo mismo sufrí el maltrato policial en esa comisaría”, comentó otro vecino apuntando hacia la Seccional Primera.
Y agregó: “Una vuelta iba en moto, me paró un control y como no tenía los papeles, me bajaron a los tapes y me llevaron preso. Eran malacostumbrados a maltratar. Yo le conocía a Golemba. Era un muchacho trabajador, no tenía boca para nada. Dios quiera que los culpables paguen”.
Precisamente, la hipótesis sobre la responsabilidad policial en la desaparición de Golemba surgió a partir del testimonio de dos hombres que declararon que haberlo visto esposado en la Seccional Primera la misma noche de su desaparición.
Pero dichos testimonios fueron subestimados por la Justicia de Instrucción y recién se valoraron cuando la causa pasó al fuero federal.
Asimismo, la instrucción que lleva adelante la fiscal Gutiérrez también permitió descorrer el velo sobre el accionar de los policías que al momento del hecho se desempeñaban en Dos de Mayo.
Figura clave
Con el avance de las pesquisas judiciales “se estableció que en la comisaria y otras dependencias de la citada localidad los uniformados usaban métodos reñidos con derechos, garantías y libertades individuales, lo que no hizo más que atemorizar y silenciar a toda la comunidad”, indicó un vocero judicial consultado por El Territorio.
Por ello, para el avance y esclarecimiento del caso Golemba viene siendo clave la figura del testigo de identidad reservada y protegido, recurso que brinda seguridad a quienes rompen el cerco del miedo.
Programa de protección de víctimas y testigos, dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, es una herramienta imprescindible en la investigación de este tipo de casos donde se sospecha de la responsabilidad de integrantes de fuerzas de seguridad.
“Testigos que declararon haber visto a Golemba, pero también hay muchos que declararon que en esa comisaría se llevaban a cabo tratos aberrantes, como torturas y apremios”, comentó el querellante Rafael Pereyra Pigerl en una entrevista previa con este diario.
La desaparición forzosa es el único delito que el Código Penal establece como imprescriptible por ser un crimen de lesa humanidad. Incluso es uno de los delitos más graves en el ordenamiento internacional.
“Es así que a catorce años de la desaparición de Golemba se comenzó a reconfigurar la historia a partir de información trascendental brindada por personas que dejaron de lado el silencio y la desconfianza ante la seriedad y seguridad que les brinda la Justicia Federal”, destacó el querellante.
Hipótesis principal
En junio del año pasado el Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional de Posadas se hizo cargo del expediente por la desaparición de Mario Fabián Golemba y una de las primeras medidas fue el cambio de carátula a desaparición forzosa.
Hoy, a la luz de la investigación en marcha, se empezó a reconstruir su trágico destino. Se sabe que el 27 de marzo de 2008, aproximadamente a las 7.15, la víctima salió de su casa en Picada Indumar, Dos de Mayo, con destino a Oberá.
Al momento de su desaparición el joven vivía junto a sus padres, Irma Komka y Antonio Golemba, y sus hermanos Nancy Dalila y Eliezer.
Aquel 27 de marzo llegó a Oberá para consultar con una nutricionista, ya que pretendía ganar algo de peso.
Alrededor de las 10.30 fue atendido por la profesional, tras lo cual envió mensajes de texto a sus familiares y a su novia Angélica. El último texto fue enviado a las 14.43, cuando avisó que llegaría de tardecita. Nunca más supieron nada de él.
En el medio se tejieron varias hipótesis, pero la familia siempre sospechó del accionar policial, sobre todo a partir del testimonio de dos hombres que declararon que la noche del 27 de marzo de 2008 vieron a Mario esposado en la comisaría de Dos de Mayo.
En tanto, a contramano del criterio que tuvo el Juzgado de Instrucción Uno de Oberá, al hacerse cargo del expediente el Juzgado Federal de Posadas dio entidad a los citados testigos y encarriló la investigación.
Entre otros avances, este año el Ministerio de Seguridad de la Nación -a pedido de la fiscalía- incluyó a Golemba en el Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas (Sifebu) y ofreció una recompensa de 1,5 millones de pesos para quienes aporten datos que permitan ubicarlo.
Esposado en la comisaría
En mayo del año pasado El Territorio publicó en exclusiva la declaración de los testigos que vieron a Golemba en la comisaría de Dos de Mayo.
“Una noche, a eso de la nueve, le traen a un muchacho esposado con las manos en la espalda, pero no le hacen entrar al calabozo, le dejan al lado de la puerta y le reconozco como a Mario Golemba. Él también me reconoció y me dijo: ‘Hola, Ramón, podés sacar mi celular, yo te voy a dar el número para que llames a mi gente’, el celular lo tenía en el bolsillo de adelante del pantalón y no podía sacar porque estaba esposado con las manos atrás. No llegué a sacar el celular porque cuando estaba por meter la mano para sacarlo, vinieron dos policías y le llevaron a otro lugar”.
Así comenzó la declaración testimonial de Ramón Domingo Olivera (29) el 28 de abril de 2009 ante la entonces jueza de Instrucción Uno de Oberá, Alba Kunzmann de Gauchat.
Se había cumplido trece meses de la desaparición de Golemba cuando dos internos de la Unidad Penal II de Oberá -el citado Olivera y Vas Carlos Almeida (61)- se animaron a contar que en marzo del año anterior lo vieron esposado en la comisaría de Dos de Mayo.
Pero la Justicia provincial desestimó el aporte de Olivera y Almeida y el expediente quedó encajonado trece años como una simple desaparición.
“Dijo ‘soy Mario Golemba’”
Luego de contar que vio a Mario Golemba esposado en el pasillo que da a la celda de la comisaría de Dos de Mayo, de donde lo sacaron cuando pidió ayuda para llamar a su familia, Olivera relató: “A las dos horas por ahí, ya estaba acostado y durmiendo, vino el jefe (Ewaldo) Katz, abrió la puerta del calabozo y me llamó, me dijo ‘vení’. Me llevó a una pieza al lado de la guardia de la comisaría y me empezó a pegar”.
“Me dijo ‘vos tenés que contar de un caso de robo’ que supuestamente había pasado un tiempo antes, pero cuando pasó eso yo ya estaba detenido. Y me preguntaba si conocía el nombre del muchacho que estaba ahí, por Golemba. De ahí me llevaron a la pieza adonde está la radio de comunicaciones, que queda en la parte de atrás de la comisaría y cuando pasé yendo para allá le vi a Golemba que estaba boca abajo en el piso de una camioneta de la policía, de esas de las nuevas, esposado para atrás estaba. Y tenía tapada la cabeza con algo negro, no sé si una bolsa o qué. La camioneta estaba en el garage de la comisaría, también en la parte de atrás”, relató.
Y agregó: “Cuando yo estaba adentro de la piecita de radio escuché que le pegaban y que él decía ‘por qué me pegan si yo nunca hice nada para nadie’, también escuché que dijo que trabaja para la cooperativa de yerba y que todos lo conocen. Dijo ‘soy Mario Golemba’”.
Según su declaración, luego de alrededor de dos horas escuchó que la camioneta en la que Golemba estaba esposado arrancó y partió, tras lo cual no volvió a verlo.
Luego de participar del procedimiento de la víspera, Eliezer Golemba expresó su visión a través de un escueto parte de prensa difundido por Facebook.
“En primer lugar, queremos expresar nuestro profundo agradecimiento a cada una de las instituciones intervinientes, a la Fiscalía, a nuestra representación legal, a las fuerzas de seguridad, al Juzgado de Instrucción y a todos los medios de comunicación que nos acompañaron en esta jornada tan importante”, precisó.
Y agregó: “Pedimos comprensión en cuanto al manejo de la información, ya que en esta etapa queremos ser sumamente responsables y respetar el trabajo que se está haciendo, sin dar lugar a ningún obstáculo u obstrucción, por ello decidimos compartir únicamente aquella información que la Fiscalía autoriza a socializar. Estamos ante un momento trascendental, después de 14 años confiamos plenamente en el trabajo que se está realizando. Como siempre hemos dicho, lo único que queremos es justicia”.
Fuente: Daniel Villamea