La amenaza de Alberto Fernández y otros líderes de la región de no ir a la Cumbre de las Américas en Los Angeles si no están todos los países invitados causa inquietud en Washington. Por un lado, el gobierno de Joe Biden tiene ante sus ojos la realidad de que no puede unir al continente para una cita que debería ser un espaldarazo a la región. Por el otro, aumentan las presiones sobre la Casa Blanca para que no tolere la “rebelión” y los países que no quieran asistir sufran las consecuencias.
Estados Unidos ya cursó su invitación formal a Fernández. Pero el Presidente argentino aún no confirmó si va o no a la Cumbre, convocada entre el 6 y el 10 de junio, porque busca que Venezuela, Cuba y Nicaragua sen invitados. La Casa Blanca considera a los gobernantes de esos países como dictadores y violadores de los derechos humanos y no los quiere en la lista.
El líder del boicot es el mexicano Andrés Manuel López Obrador, que dijo que no irá si no van todos. Varios países se sumaron, como Bolivia, algunos caribeños y Honduras. Argentina mantiene aún una posición expectante. Fernández, que es presidente protémpore de la CELAC, dijo en un principio que instaba por la participación de todos pero que iría a Los Angeles, aunque al final pareció retroc