La imagen es elocuente: La bomba flotante está cada vez más abajo y el agua, por consecuencia, es escasa en Puerto Iguazú, donde la única solución parece ser la dependencia de la represa de Itaipú.
«Es una situación que lleva mucho tiempo. Estamos en Pandemia y se agudizó el problema. Siempre hay amagues de solución, obras que no terminan. Hace ocho años están haciendo obras. Supuestamente iban a solucionar con ese desmonte de una plaza, proyectos de construcción y concreción: 9 meses. Pero hace 8 años que está igual. Armaron una cisterna que no se sabe qué es. Colocaron unos caños que tampoco sirven», contó Isabel Bernal, una vecina del Barrio Santa Rosa.
«Uno de esos caños, cuya base se pudrió, lastimó a un nene y recién ahí los retiraron del lugar. A nosotros nos habilitaron un pozo perforado, pero tiene mucha demanda. Estuvo tomado un tiempo. Vino un extranjero y construyó sobre el pozo y nos privó de usarlo. Ahora, con esta emergencia, este hombre permitió que se desviara la conexión y tenemos un chorrito de agua, sólo eso. Supuestamente es de 16 a 22. Cerca de las 22 tenemos que estar pendiente a esa hora» siguió.
«Si queremos invitar a un turista que venga, no podemos garantizarle el agua, aunque parezca ilógico. Estamos olvidados. El plan de contingencias de las personas es habilitar las pelopinchos para solventar eso», concluyó Bernal, en medio de la protesta junto a otros vecinos del mismo barrio.
Fuente: elshowdelosimpactos