Hay que tener huevos para jugar el partido que protagonizó Laferrere, así de simple, hay que decirlo.
Eso es tener pelotas y ser valiente adentro de una cancha. Ningún jugador de Lafe desconocía lo que se le venía al enfrentar a River y sin embargo no hubo uno que haya pegado una patada fuera de lugar o que haya actuado una vendida de humo gratuita, sin sentido, para congraciarse con esos hinchas que recorrieron medio país arriba de un bondi sabiendo de antemano que iban a sufrir a lo loco.
Tener esa personalidad y esa vergüenza deportiva los enaltece a todos. Y si fue el DT Cristian Aldirico quien planteó hacer las cosas tal como las hizo el equipo, vale felicitarlo a él también. ¡Chapeau!
Por supuesto, chapeau también para River, que jugó con la misma seriedad e intensidad durante los 90 minutos. Así se respeta a un rival que quiere vender a precio de petróleo su derrota. Cero gastadas, cero caños, nada para incentivar que la tribuna arrancara con el “oooole, oooole” ni mucho menos sacarle la lengüita para burlarse del 4 contrario en el festejo de un gol. El botón de muestra fue la jugada inicial del segundo tiempo, cuando salieron todos a buscar el gol como si fuesen flechas. Respeto total. Una hermosura.